detuvieron la carga por «irregularidades». Después de muchas tentativas de tratar de liberar el equipo, Pablo les preguntó: «¿Cuánto me costaría arreglar esos formularios?» Le contestaron que la demora podría eliminarse pagando un «honorario» de doscientos dólares, una suma pequeña si se compara con el valor del equipo. Pablo ya había decidido que no pagaría dinero ilegal, no importa cuál fuera el precio, de modo que rehusó hacerlo. Como resultado, tuvo que ir a su hacienda dejando el equipo atrás.
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